¿Cómo dejar de vender tiempo?

Vender tiempo

Déjame que te haga una pregunta muy directa. Allá va… ¿tú, todavía vendes tiempo?

Puede parecerte una pregunta con una respuesta muy obvia: «sí, claro, vendo tiempo, es lo normal… ¿verdad?»

Que sea «lo normal» no quiere decir que no haya otros modos de poder disfrutar de tu negocio y disfrutar de más tiempo. Puestos a elegir, nos quedamos con las 2 ¿verdad?

La historia de la falta de tiempo es siempre la misma: un buen profesional empieza desde cero, obtiene sus primeros clientes y mientras tanto sigue haciendo de comercial-director-gestor a la vez que sigue ayudando a sus clientes.

En un momento determinado se queda sin tiempo y pueden suceder 2 cosas:

  • Como es tan bueno tiene la agenda llena y no le queda tiempo de seguir haciendo crecer su negocio. Sacrifica su «crecimiento» a cambio de ayudar a sus clientes actuales pagando un alto precio por ello. Porque, tarde o temprano, sus clientes ya no serán sus clientes y al no tener mecanismos para crecer tendrá que «empezar de cero». Volver a la casilla de salida.
  • Contrata a más personas (lo cuál incrementa sus costes) y vuelve a empezar «desde el principio». Teniendo que conseguir nuevos clientes para tener sus costes cubiertos y seguir vendiendo más tiempo. Este es el mismo perro que el anterior pero con un collar más grande.

Eso es «lo normal».

Por suerte existen modos más ecológicos (buenos para ti, buenos para tus clientes) de seguir dando valor. Pero implican un alto precio que algunos profesionales no están dispuestas a pagar: dinamitar su tiempo y «quitarse de enmedio» en tu negocio.

Te has planteado alguna vez…

  • ¿Qué pasaría en tu negocio si dejaras de vender horas y te enfocaras en dar valor? Piénsalo, a fin de cuentas tus clientes te pagan por tener resultados, tardes 4minutos o 40horas, ¿verdad?
  • ¿Cómo podrías cambiar la estructura de tu negocio para crecer en ingresos sin aumentar apenas tus gastos? Matemáticas básicas. Más ingreso, menos gasto = Más beneficio.
  • Y mi favorita… ¿Cómo puedes seguir dando el mismo o más valor y modificar lo que haces para dedicarle cada vez menos tiempo? Sí, has leído bien, dedicar menos tiempo dando más valor. Es posible.

El problema está en que, pese a que estamos metidos de lleno en una era digital, no hemos salido del enfoque industrial donde se necesitaba personal, y por supuesto había que trabajar 40 horas en una fábrica porque sin personas no «producíamos». Pero ese enfoque está caduco. Va en decadencia.

Después de eso vino la era de la información y ahora entramos de pleno en la era del conocimiento. Quien tenga conocimiento vivirá muy bien porque la moneda de cambio actual es el conocimiento y la experiencia.

Por eso, lo que yo te planteo hoy es que dejes de ser imprescindible para tu negocio, que te quites de enmedio. Estorbas.

Eres el cuello de botella de tu negocio y no te habías dado cuenta hasta ahora. Y si eres bueno eso es un problema para ti y para tu negocio. Cuanto mejor seas, más clientes tendrás y menos tiempo tendrás. Y al igual que un hamster que por más que corra sólo da vueltas sin salir de la rueda… te quemarás.

Lo que te propongo aquí es que te dinamites, te autodestruyas, que te quites de enmedio en tu negocio y que aproveches tu valor y conocimientos para que puedas seguir ofreciendo valor, con más calidad y haciéndolo en menos tiempo. Una «industrilización» de tu negocio de arriba a abajo en la que la materia prima será tu conocimiento y las máquinas son un sistema y estrategia 100% digitales, que te ayudan a distribuir tu mensaje.

Mi consejo es que a partir de ahora, cada vez que estés realizando una actividad, pienses si realmente aporta valor a tu cliente o no. Vuélvete ultra selectivo.

Si aporta valor, sirve y ayuda a tu cliente.

Si no lo hace, piensa como puedes (en este orden):

  • eliminarlo (saltártela para hacer un proceso mejor)
  • sistematizarlo (hacer que el «trabajo duro» lo haga un sistema digital)
  • delegarlo (esta déjala como última opción puesto que de forma creativa, casi siempre se puede sistematizar)

A partir de ahora, vuélvete en un obseso compulsivo de la sistematización y enfócate al 100% en hacer sólo aquellas cosas que sí aportan verdaderamente valor a tus clientes (normalmente suele coincidir con aquello que todos tus clientes destacan de ti).

Transfórmate en un «ahorrador de tiempo» y en aplicar «la ley del mínimo esfuerzo». Haz lo mismo, con mayor calidad en el menor tiempo posible.

Créeme que aplicando estas sencillas preguntas lo notarás, lo notarán tus clientes y lo verás reflejado en una mayor calidad de vida.

Si te interesa el tema déjame un mensaje aquí o ponte en contacto conmigo y trataré más a fondo este tema en próximos artículos